Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
de Don Quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar,
va cargado de amargura,
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar.
Va cargado de amargura,
que allá «quedó su ventura»
en la playa de Barcino, frente al mar.
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar,
va cargado de amargura,
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar.
Va cargado de amargura,
que allá «quedó su ventura»
en la playa de Barcino, frente al mar.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Va cargado de amargura,
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Va cargado de amargura,
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.
¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar!
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar!
Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo,
y llévame a ser contigo
pastor.
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo,
y llévame a ser contigo
pastor.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar…
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar…
Cuando apenas tendría yo catorce o quince años y creía que la poesía eran las rimas de Bécquer o los romances del Duque de Rivas, escuché en Madrid la voz de León Felipe grabada en un magnetofón. El poeta, desde su exilio en México, hablaba con añoranza de España y recitaba alguno de sus poemas más emotivos: “Romero solo”, “Como tú”, “Sé todos los cuentos”… Aunque los he vuelto a leer en más de una ocasión y se los he escuchado cantar a Serrat, Paco Ibáñez y otros cantautores, nunca he podido olvidar la impresión que me causaron estos versos aquella primera vez. Desde entonces no ha habido revista, fanzine, programa de radio o recital poético en el que, si he participado, no haya incluido alguno de sus poemas, por lo general éste de “Vencidos”, sentido muchas veces como propio, musitado muchas veces como si fuera una oración.
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